NOTAS PRENSA

CLARÍN - Minirepo a Lisandro Penelas





LA NACIÓN - Crítica de la obra 




GALICIA EN EL MUNDO - Entrevista a Lisandro Penelas





REVISTA SUDESTADA  - Comentario de la obra 
Marzo 2011




REVISTA VEA MÁS- Comentario de la obra 
Marzo 2011






NIDO DE CARANCHOS - Comentario de la obra

JUEVES 17 DE FEBRERO DE 2011

Carver y una obra para no dejar de ver

¿QUERÉS HACER EL FAVOR DE CALLARTE, POR FAVOR?
Sobre textos de Raymond Carver


Adaptación, dramaturgia y dirección: Lisandro Penelas. Actores: Lucila Garay, Nicolás Ortiz de Elguea, Lorena Barutta, Manuel Vignau, Cecile Caillon y Daniel Begino. Escenografía: Cecilia Figueredo. Realización de escenografía: Néstor Martignago. Diseño de vestuario: Ana Lidejover. Diseño de iluminación y fotografías: Soledad Ianni. Asistente de producción: Julio Rosenberg. Asistente de Dirección: Belén Sosa. Prensa: Flavia Salvatierra. Teatro Andamio 90-Paraná 660-Reservas: 4373-5670. Domingos a las 21.15 hs.




Raymond Carver (EE.UU., 1938-1988) es uno de los más grandes cuentistas del siglo XX, un fiel representante del realismo sucio, movimiento derivado del minimalismo cuya propuesta consiste en reducir el material narrativo a su más escueta expresión, de manera que el texto sea conciso y parco. Entre los miembros de esa corriente se encuentran John Fante, Charles Bukowski, Richard Ford, Tobias Wolff y Chuck Palahniuk. Sus máximos referentes y maestros son O. Henry y J.D. Salinger.


La cuentística de Carver aprovecha esa precisión y sobriedad para sumergirse en los conflictos de sus personajes, desbordados por la frustración y la soledad. Resulta auspicioso que un joven director como Lisandro Penelas (además es actor y profesor de teatro) haya acometido la ardua empresa de adaptar a la escena tres cuentos del autor norteamericano (“Will You Be Quiet, Please” –que da título a la obra-, “Intimacy” y “Whoever Was Using This Bed”). Si bien ya había dado pruebas de su talento en las puestas de El otro día escuché esa canción que tanto te gustaba y En la mañana, de Daniel Veronese, en esta oportunidad ha debido enfrentar un desafío mayúsculo.


Hay un incuestionable dominio del espacio escénico al desplegar tres historias distintas a la vez, sin necesidad de recurrir a apagones parciales para aislar la acción que se está desarrollando: Penelas las expone simultáneamente, y logra así una densidad dramática más profunda. En este recurso se advierte un sesgo cinematográfico, como si expusiera una suerte de montaje alterno de un cruce de historias. Pero en ¿Querés hacer el favor de callarte, por favor?, las mismas no llegan a unirse, aunque los intérpretes, a veces, casi se rozan mientras se desplazan en medio de idéntico decorado. El efecto es de una gran riqueza expresiva y un sugestivo lirismo. Las canciones melódicas que se escuchan a través de una radio aportan a la representación un acertado clima melancólico.


Marian y Ralph forman un matrimonio que se ama, pero sin embargo están marcados por un desliz que la esposa tuvo en una fiesta. Ella se siente culpable y con torpeza saca a relucir el episodio y él demuestra con su reacción que no ha podido superar ese engaño. Es como si sus vidas se hubieran detenido en ese episodio y no pudieran avanzar aunque ambos trabajen y tengan hijos. Acertado Nicolás Ortiz de Elguea en su composición del acomplejado Ralph y convincente Lucila Garay en el papel de Marian, una mujer que no sabe cómo llevar adelante su pareja.


Iris y Jack están durmiendo y una llamada telefónica equivocada los despierta. Enseguida sale a relucir su malhumor, pero sobre todo aflora en ellos una hipocondría desmedida que los atormenta., y se sumergen en un remolino de confrontaciones y cuestionamientos, como una forma neurótica de ocultar el miedo a la muerte, la finitud del paso por este mundo. Tampoco se sabe en qué va a terminar esta conflictiva relación. Lorena Barutta y Manuel Vignau aportan agilidad, destreza corporal y segura dicción en las contundentes disputas que sostienen.


Él regresa inesperadamente a la casa de su ex mujer (Ella) -a la que ha abandonado hace cuatro años- con la excusa de hacerle una visita. Esta pareja -como las anteriores- tampoco sabe salir de sus situaciones traumáticas, porque, aunque ambos siguen amándose, son incapaces de reencontrarse. Un fuerte contrapunto sostiene sus conflictivos y filosos diálogos. Las brillantes actuaciones de Cecile Caillon y de Daniel Begino registran con convicción a dos personalidades diferentes a las que carcome tanto la tristeza como la desesperación.


El director (sólidamente asistido por Belén Sosa) contó con valiosos aportes. La fascinante iluminación de Soledad Ianni traza una atmósfera crepuscular, reflejo de vidas que, pese a su juventud, ya transitan el ocaso. Sus luces tenues componen un claroscuro sensible, como evanescente, para recrear ese ámbito de dolor que desgarra a los protagonistas. Otro hallazgo es la escenografía de Cecilia Figueredo (magistralmente realizada por Néstor Martignago), con esos vaporosos ventanales que prolongan el escenario hacia el exterior permitiendo vislumbrar a los atormentados Él y Raph, que deambulan corroídos por sus indecisiones. Y, por último, cabe mencionar el inteligente vestuario de Ana Lidejover, que tanto contribuye a diseñar el perfil psicológico de los personajes.


Una obra para no dejar de ver, pues el universo poético de Raymond Carver está presente en cuerpo y alma.


Germán Cáceres



MARÍA DE LOS ÁNGELES SANZ - Comentario de la obra


¿Quieres hacer el favor de callarte?
O De que hablamos cuando hablamos de amor de Raymond Carver1
La felicidad es un silencio ininterrumpido o cuando somos dueños de nuestro silencio y esclavos de nuestras palabras.
Adaptación de Lisandro Penelas

por María de los Ángeles Sanz

Al ingresar a la sala nos encontramos con espacio dividido en tres ambientes diferentes y parecidos en su cotidianidad; hacia el fondo, un ventanal duplica la mirada y permite ver a un sexto personaje, ya que los otros cinco están en escena, al que el espectador se ve incitado a espiar y a preguntarse cual es el motivo de su soledad. Dos parejas y una mujer sola se mueven y dialogan mientras el espectador busca el lugar de su ubicación; respetándose una rigurosa cuarta pared que le permite a los actores moverse, darle la espalda al público, ignorarlo en todo momento, mientras éste se siente un vecino inescrupuloso que espiara con total impunidad.
La disposición barroca del espacio escénico, permite triplicar los puntos de fuga y trabajar con la escena y la extraescena a través de esa ventana simulada que deja ver a los personajes fuera y dentro de la situación. Esta disposición es utilizada también, para que en un tiempo indefinido, los personajes intercambien su lugar en el espacio, dándole así no desde la palabra si no desde la imagen y la situación, una coherencia estética al todo. El espectador tiene entonces la posibilidad como en un cuadro de El Bosco de elegir que historia seguir, ya que mientras en el centro una de ellas se vuelve protagonista, las otras dos mantienen de algún modo, también la atención del público. Las tres historias se unen para contar relatos de parejas, y porque más allá de los motivos de su problemática, es la falta de prudencia en relación a lo dicho y a lo negado, lo que unifica su temática. Un suceso irrelevante, un teléfono que suena en la medianoche y desvela a la pareja, que a partir de allí, se envuelve en una sucesión de lugares comunes sobre la vida y la muerte para darse cuenta que cada uno tiene una idea muy diferente sobre el tema, y que es preferible cerrar ese episodio y dejar que los acontecimientos se sucedan sin teorizar, sin profundizar en sus sentimientos. La trivialidad de un recuerdo va desplegando una situación no narrada o narrada a medias y produce en el momento de la verdad la necesidad de haberla ignorado. El regreso del escritor al lugar de una relación clandestina vivida hace ya cuatro años, propone la inconveniencia de volver sobre nuestros pasos, sobre todo, cuando nuestra vida se convierte en material para la ficción narrativa. Este personaje, tal vez el propio Carver2, cargado de cinismo, en su deseo de producir un texto de efecto y exitoso, toma los acontecimientos vividos con su amante, y los transforma en literatura. Lo dicho una vez, debería haberse omitido, callado, mantenido en secreto; como algo íntimo, propio e inexpugnable en nuestras vidas. El autor pareciera afirmar que omitir no es engañar ni mentir, sino cuidar de otro, no dañar, no herir, o que la felicidad reside en el silencio, en la ignorancia de no saber que nos deparará el próximo día, y sin revolver en un pasado que sólo puede producirnos dolor. Los actores encuentran el tono, los gestos y las acciones que construyen esos seres de forma verosímil, bajo una dirección que logra crear el clima por momentos sórdido de la vida de los personajes. Las situaciones fluyen como en una coreografía fielmente ejecutada, y emocionan o arrancan una risa que tal vez evoca situaciones no tan lejanas ni ajenas; porque el tiempo, más allá que el vestuario y los objetos nos remitan al momento del enunciado, se convierte en un círculo mítico que propone la construcción de acciones que no tienen una temporalidad anclada; sino por el contrario, el cruce de tensiones a la manera barroca, también trabaja desde lo efímero del hecho teatral, conceptos eternos al alma humana. Por último, la adaptación de Lisandro Penelas logra abstraer del texto narrativo de Carver, las imágenes que lo acercan a una textualidad dramática de alta tensión.


1 Escritor estadounidense (1938 – 1988) de relatos y poesía. Definido como el autor del realismo sucio sus personajes pertenecen a la clase media baja u obrera en su mayoría, seres comunes envueltos en historias cotidianas que los enfrentan a sus deseos y a sus miedos.
2Ya que el propio autor afirmaba: “Cualquier gran escritor, o simplemente buen escritor, elabora un mundo en consonancia con su propia especificidad. Tal cosa es consustancial al estilo propio, aunque no se trate, únicamente, del estilo. Se trata, en suma, de la firma inimitable que pone en todas sus cosas el escritor. Este es su mundo y no otro. Esto es lo que diferencia a un escritor de otro.” Cada una de las parejas que conforman el relato de la pieza tiene que ver con algún elemento o situación de la vida del propio Carver. Sobre todo, la relación con su primera mujer quien trabajaba para mantenerlo, y que fue protagonista de sus relatos más de una vez donde aparecía como una mujer deslucida y sin valores.


DIARIO LA CIUDAD - Comentario de la obra
febrero 2011



CRÍTICA TEATRAL - Crítica de la obra
febrero 2011


¿Querés hacer el favor de callarte, por favor?
27-02-11
Esa luminosa opacidad
Obra sobre textos de Raymond Carver, con dramaturgia y dirección de Lisandro Penelas
Lisandro Penelas en su obra ¿Queres hacer el favor de callarte, por favor? atrapa esa poética opacidad con la cual Carver atraviesa a los seres que habitan sus cuentos.
La elección de una cadencia morosa posibilita que los conflictos vayan ganando espesura ante cada mirada, dialogo, gesto o silencio.
El muy buen entrecruzamiento de los tres cuentos de Carver (los personajes de las tres historias habitan un mismo espacio y utilizan los mismos elementos) posibilita atrapar la completitud del universo de esas personas sensibles, más cerca del desamparo que de la felicidad. Así cuando una verdad esta por develarse en una historia, irrumpe otra con un humor acido que coqueta con la muerte, que es, a su vez, atravesada por un relato en que los reproches ocultan un amor imposible. Este continuo de climas no solo permite un crescendo dramático sino que a su vez introduce una dosis de suspenso acerca de los desenlaces. Por supuesto que los estallidos y resoluciones de los conflictos están más cerca de la incertidumbre que de la certeza, sensación que también se instala en el espacio escénico.
La escenografía de Cecilia Figueredo junto con el diseño de iluminación de Soledad Ianni han creado, en muy buena forma, espacios de intimidad en ese compartir espacial de las tres parejas, dando la sensación de que cada relato tiene su propia luz y su propio espacio. Interesante es el trabajo de vestuario de Cecilia Figueredo, ya que con su cotidianeidad define a cada uno de los personajes.
Actores sensibles aprehendieron a sus personajes sin juzgarlos, dejándose atravesar por sus miedos, desasosiegos y, tenues y tiernas luces de esperanzas.
¿Querés hacer el favor de callarte, por favor? es una posibilidad para que el alma se entrevere con las siempre bienvenidas historias de Carver.

Gabriel Peralta



NOTAS DE TEATRO - Crítica de la obra
marzo 2011

MIÉRCOLES 30 DE MARZO DE 2011


¿Querés hacer el favor de callarte, por favor?- Dirección: Lisandro Penelas- Crítica

¿Querés hacer el favor de callarte, por favor?- Textos de Raymond Carver- Dirección: Lisandro Penelas


El enigma del amor en la pareja contemporánea
- Por Silvia Urite





“El deseo del hombre es el deseo “de el “ Otro, donde el “de” da la 
determinación llamada por los gramáticos subjetiva, a saber la de 
que es en cuanto Otro como desea (lo cual da el verdadero alcance
de la pasión humana).
Por eso la cuestión de el Otro que regresa al sujeto desde el 
lugar de donde espera un oráculo, bajo la etiqueta de un “¿Qué quieres?”
; es la que conduce mejor al camino de un propio 
deseo”.

Lacan, Escritos 2 Cit. Por Slavoj Zizek, Cómo leer a Lacan

Tres historias, tres parejas, el centro es el amor. Desde una pareja donde se pone sobre la mesa el tema de la infidelidad; a otra que la sobrevuela el fantasma del futuro lejano y la vejez, y una tercera, la más trágica donde él vuelve a un lugar que ya no le pertenece.

La escenografía muestra una cama, un living y una mesa. Los actores recorren los tres espacios a medida que pasan al frente. Raymond Carver (1938- 1988) fue un escritor estadounidense que basó su estilo en las historias cotidianas, su fuerte son las historias de amor.

En Argentina se han visto varias adaptaciones de su obra: Hablar de amor (Adrián Canale, 2006); Catedral y Quienquiera que hubiese dormido en esta cama (Flores Cárdenas, 2007 y 2008). Ahora llega esta adaptación a cargo de Lisandro Penelas, actor y director. Lo hemos visto como intérprete en En tus últimas noches (Francisco Lumerman) y Vientos que zumban entre ladrillos (Diego Faturos), ambas en su segunda temporada en Teatro Timbre 4.

Muy bien creados los climas y la intimidad de la pareja, parece que los estuviésemos mirando a través del ojo de una cerradura, la fantasía del voyeur. Sin embargo, lo que presenciamos son los momentos difíciles, los desencuentros, los abandonos, los engaños.

Todas las parejas gozan de verosimilitud, pero podemos destacar las actuaciones de Daniel Begino (Richard Black); Nicolás Ortíz de Elguea (Ralph) y Cecile Caillon (Ella) por su naturalidad. También podemos mencionar el trabajo de Escenografía, Vestuario e Iluminación que dan marco y caracterizan a cada personaje y momento de la obra.

Pese a ser una obra de hondo dramatismo, hay algunos gestos que, por inoportunos en la circunstancia amorosa, causan gracia, por lo que a la puesta no le faltan humor ni calidez.


CRITICUNDER - Crítica de la obra
marzo 2011



LA CATARSIS DE PAREJA

Por: Julia Gastón 

Las parejas crean siempre un mundo aparte donde se pelean, se ríen y se amigan de nuevo, es un círculo que constantemente se repite de distintas formas. Esto queda demostrado en la obra ¿Querès hacer el favor de callarte?, por favor” dirigida por Lisandro Penelas sobre tres textos de Raymond Carver, todos los domingos en el Teatro Andamio 90.

Tres historias se entrelazan: Ralph y Mariam después de una confesión toman distancia, Iris y Jack empiezan a pensar sobre cómo podrían dejar el mundo y cuántas enfermedades pueden contraer en menos de lo que canta un gallo, y por último Richard vuelve a enfrentar a Ella después de 4 años sin verla pero mandándole todos las notas que salen sobre su talentosa vida de escritor.

Al ingresar a la sala, uno ya se ve inmerso en plena obra. En el escenario, bien cerca del espectador, se encuentran los 6 protagonistas que nos van a introducir en varios mundos diferentes pero muy similares a la vez.

El manejo del espacio escénico es algo que impresiona, los personajes se mueven sin discontinuar esa fluidez que hace que la escena se vuelva algo cinematográfico, como un gran plano secuencia.

La música de Antohny and the Johnsons hace que este tríptico se una en un solo momento donde los protagonistas cantan. Algo poco usual y único que pasa, dándole más cuerpo y mucho más valor interpretativo, siendo algo delicado y profundo, pero sin llegar a ser un musical al estilo Chicago.

La iluminación crea nuevos espacios, hace que el ambiente cambie del día a la noche. Así mismo también cambia como los actores y sus emociones.

“Queres hacer el favor de callarte, por favor” es una obra de amor y desencuentro, llena de cinismo pero también de diálogos hilarantes, rápidos, donde se mantiene un ritmo interesante que atrapa el espectador.




SHOW ON LINE – CRÍTICA
7 de abril de 2011

¿QUERÉS HACER EL FAVOR DE CALLARTE, POR FAVOR?


Por Noelia Melián                 

Nos adentramos a una nueva sala teatral, y entre las brumas de  cigarrillos  vislumbramos  6 personajes extraídos  de la narrativa de Raymond Carver. El director  Lisandro Penelas,  da forma a esta obra teatral a partir de la adaptación de tres  cuentos del autor  norteamericano, “Will You Be Quiet, Please” –que da título a la obra-, “Intimacy” y “Whoever Was Using This Bed.

¿Querés hacer el favor de callarte, por favor?  Combina tres pequeñas historias, tres parejas  que “conviven”  sin encontrarse en una misma casa.  La confirmación de la infidelidad de Marian hacia Ralph, el regreso de un escritor a la casa de su ex mujer, y el desvelo de una pareja de miedosos hipocondríacos  son los momentos conyugales que en  su poder de síntesis sustenta todo un universo dramático.

La obra explora el territorio cotidiano de los relatos de Carver, donde se hace presente lo más trivial, un llamado telefónico  que desvela, como también la traición, o los viejos recuerdos que afligen a una esposa. Pero no solo están los  momentos dramáticos, sino que el humor también se despliega, sobre todo  en los personajes de Iris y Jack que con sus relatos sobre las formas en que quieren morir arrancan varias sonrisas.

El dominio del espacio escénico es fundamental en esta puesta,   las historias se suceden y se suspenden  por   una suerte de montaje alternado, (enfatizado por el uso de la iluminación)  dando un vuelo cinematográfico al espectáculo teatral, que aporta así una dosis de suspenso a cada pequeña tragedia vivida por los personajes.

La puesta en escena subraya el mundo norteamericano de  la literatura de Carver. Desde la escenografía, con esos grandes ventanales de  estética americana, acentuada también por la melancólica música en ingles que los mismos actores tararean en el escenario. El espacio escénico que se construye,  revela la absoluta intimidad de  las tres  parejas, resaltada en el uso escénico  de una cama matrimonial, lugar elegido para que los personajes tengan largas charlas. Pero remitiéndonos al titulo de la obra ¿Querés hacer el favor de callarte, por favor?, hay comentarios equivocados, y una vez abierta la caja de Pandora ya no hay vuelta atrás para ninguna de esas tres parejas, algo cambio…como dice el personaje de Ralph ¿no se como tengo que seguir?…





No hay comentarios:

Publicar un comentario